Tras la conquista del Reino de
Murcia, el papa Inocencio IV decidió
restaurar la
Diócesis cartaginense, que, por decisión de Alfonso X (1266),
tendría «los mismos términos que tenía por entonces el
Reino de Murcia», comprendiendo territorios de varias
provincias actuales:
GRANADA: Huéscar y la comarca de La Sagra
Las tierras de Moratalla, Huéscar, Puebla de Don Fadrique, Galera,
Orce y Castril se integraron en el obispado cartaginense en 1271,
aunque esta ampliación sólo duró hasta 1314, en que todos
estos municipios (salvo Moratalla) pasaron a la Diócesis de Granada.
Algunos años después (1434), dichos pueblos regresaron de forma
provisional a la Diócesis de Cartagena, hasta quedar definitivamente
encuadrados en la de Guadix (1447).
ALMERÍA: Los Vélez y el Almanzora
Sancho IV donó a la Diócesis de Cartagena las tierras de Los Vélez, Mojácar, Oria, Cantoria, Purchena y el Valle de Almanzora para
cuando fueran conquistadas (1283), por lo que, una vez realizada
dicha conquista, estos lugares se integraron en la Diócesis
cartaginense.
Sin embargo, con la creación de las diócesis de Almería (1486) y Guadix
(1492), éstas ganaron el pleito que habían iniciado por su posesión,
con lo que la Diócesis de Cartagena perdió su jurisdicción
espiritual sobre ellos (1501), con la excepción de Huércal-Overa,
que siguió perteneciendo al Obispado cartaginense hasta el 10 de
junio de 1957, en que se incorporó a la Diócesis de
Almería, siguiendo lo preceptuado en el Corcodato de 1951 (art. 5º).
JAÉN: la Sierra del Segura
La Encomienda santiaguista de Segura de la Sierra (que abarcaba
desde Chiclana hasta Yeste), disputada por Toledo y Cartagena, se
integró en el siglo XIV en la Diócesis de Cartagena (a excepción
de las localidades de Villarrodrigo, Torres y Génave, que quedaron
para el Arzobispado de Toledo).
Con la supresión unilateral de las Órdenes (1873), sus territorios se agregaron a las diócesis próximas, y así las
vicarías de Beas y
Segura de la Sierra pasaron al Obispado de Jaén.
ALICANTE: la Diócesis de Orihuela. Villena y Sax.
Hasta el siglo XIII, las tierras murcianas y alicantinas se
encontraban unidas política (Reino de Murcia) y religiosamente
(Diócesis de Cartagena). Con la sentencia arbitral de Torrellas
(1304), se rompió la unidad política, pues se segregó del Reino
murciano lo que hoy conocemos como sur de la provincia de
Alicante (quedando el primero para Castilla y el segundo para
Aragón), pero no la religiosa, pues la recién creada gobernación de
Orihuela continuó bajo la dependencia del obispo cartaginense.
La pertenencia de territorios de dos reinos distintos (Murcia y
Valencia) a una misma Diócesis (la de Cartagena) fue, desde el
principio, origen de fuertes diferencias y disputas. Esto hizo que
en 1564 Pío IV optara por
crear la
Diócesis de Orihuela, mediante la segregación eclesiástica del
mismo territorio que dos siglos antes había sido transferido al
reino de Valencia (Sentencia
de Torrellas). De este modo, la provincia de Alicante (la mitad
sur) y el enclave de Caudete pasarían -hasta hoy- bajo la
jurisdicción espiritual de Orihuela.
Sólo Villena y Sax permanecieron en la Diócesis de Cartagena (y en
el Reino de Murcia). Esta situación se mantuvo hasta 1954, año en el
que, siguiendo lo previsto por el art. 5º del Concordato de 1951, se
determinó suprimir los enclaves existentes en otras provincias. De
esta manera, el Arciprestazgo de Villena se incorporó a la Diócesis
de Orihuela-Alicante.
ALBACETE: la Diócesis de Albacete
La mayor pérdida de territorio para la Diócesis de Cartagena fue la
que comportó la creación del Obispado de Albacete en 1949, a partir
de tierras de los antiguas diócesis colindantes de Cartagena (el
Albacete del Reino de Murcia), Toledo (el Albacete de la antigua
provincia de La Mancha), Cuenca (el Albacete de la antigua provincia
de Cuenca), Orihuela (el municipio de Caudete) y Valencia.
Con esta modificación, todas las poblaciones del sur de Albacete,
que pertenecían a la Diócesis de Cartagena y al Reino de Murcia,
pasaron al nuevo Obispado albacetense.
La reivindicación de la Archidiócesis |
En el concordato de 1851 se determinó que la Diócesis de Cartagena
quedara como sufragánea del Arzobispado Granada, situación en la que se encuentra
actualmente, junto las diócesis andaluzas de Almería, Guadix-Baza,
Jaén y Málaga. La ubicación de esta diócesis murciana en un
arzobispado compuesto únicamente por diócesis andaluzas no ha sido
bien vista por quienes consideran que la mitra cartaginense tiene
historia y entidad como la que más para encabezar una Archidiócesis,
que agrupe a todas aquellas Diócesis o territorios vinculados
anteriormente a ella.
Los modelos de integración de esta Archidiócesis y su eventual
composición son un tema aún debatido. Entre las múltiples propuestas
cabe referir:
- Las que defienden que la Diócesis de Cartagena mantenga
íntegro su territorio actual y encabece un Arzobispado, junto a las
Diócesis de Orihuela y Albacete, tradicionalmente
vinculadas a ella.
- Las que consideran que la Archidiócesis ha de reunir a las
Diócesis vinculadas históricamente a la de Cartagena, y además a
otros nuevos Obispados, nacidos de la división de la actual
Diócesis cartaginense.
- Las que abogan por la recuperación de la antigua Diócesis de
Cartagena, transformada en Archidiócesis, y su posterior
escisión en nuevos Obispados.
- Las que prefieren la
división de
la actual Diócesis de Cartagena en varios Obispados menores,
obteniendo Cartagena la silla arzobispal.
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