El rico panorama lingüístico murciano está
conformado por tres lenguas: murciano, valenciano y castellano, aunque sólo
esta última es oficial. Las otras dos carecen de reconocimiento y protección, y están
pendientes de normalización.
El murciano es lengua propia y tradicional de
Murcia y, como tal, se extiende por todo el territorio de la Cuenca del Segura.
El origen de esta realidad lingüística se encuentra en el contacto
medieval entre el romance mozárabe hablado entonces en Murcia y las
lenguas de los diferentes pueblos que, en la Edad Media, vinieron a
repoblar este Reino. Como resultado de esta convivencia, sobre el
sustrato árabe y mozárabe fueron calando las estructuras sintácticas, léxicas y
fonéticas de las lenguas catalana y aragonesa (propias de la mayor
parte de los nuevos habitantes del país) y castellana (importada por
otros repobladores y la burocracia llegada desde Castilla).
El valenciano es hablado actualmente por una población de
escasos 2.000 habitantes en un pequeño territorio de 300 km²
(situado entre los municipios de Abanilla, Jumilla, Yecla y Pinoso)
integrado por multitud de aldeas y caseríos (Raspay, Cañada de la
Leña y Torre del Rico, entre otros). La razón de este
enclave de habla valenciana en Murcia estriba en un movimiento
migratorio de habitantes desde el valle del Vinalopó hacia esta zona en
el siglo XVIII. Actualmente, ésta es la única manifestación de
lengua catalana en España que aún hoy carece de reconocimiento y
protección oficial.
A estas dos lenguas se superpone una tercera, el castellano
estándar, común a todo el territorio murciano. Su empleo,
tradicionalmente circunscrito a la actividad burocrática y
académica, se ha visto incrementado en el último siglo como
consecuencia de las políticas de uniformización lingüística (medios de
comunicación, enseñanza,…), hasta el punto de ser, hoy por hoy, la
lengua cotidiana en la vida de los murcianos.
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