El reino musulmán de Murcia fue, desde el principio, objeto de
interés por parte de aragoneses y castellanos, debido a su
estratégica situación y condiciones geográficas, principalmente: el
valle del Guadalentín (camino natural hacia el Reino de Granada), el
litoral y el puerto de Cartagena (que supondría la única salida de
Castilla al Mediterráneo), y los valles del Segura y del Vinalopó
(de gran importancia económica y estratégica, por ser la vía de
comunicación entre el sureste peninsular y la Meseta).
Por esto, tanto la Corona de Castilla como la de Aragón intentarán
repartirse nuestro país, mediante pactos y tratados, en función de
sus propios intereses.
TRATADO DE TUDILÉN (1151)
En un principio, la delimitación responde a intereses
geoestratégicos. Este Tratado no es más que una
declaración de intenciones, en virtud de la cual todo el Reino de
Murcia quedará bajo influencia aragonesa (excepto Lorca y Vera),
pero con vasallaje a la Corona de Castilla.
TRATADO DE CAZOLA (1179)
Por este tratado, se suprime el vasallaje de Murcia a Castilla (como
agradecimiento por el apoyo de Aragón en la toma de Cuenca), pero se
establece que Murcia será la salida de Castilla al Mediterráneo.
En este momento, se designarán los límites entre ambas Coronas, que
van desde el puerto de Biar y las sierras próximas, prolongándose
por las de Onil y Carrascal; quedando para Murcia, y por tanto, para
Castilla: Villena con Sax, Elda, Novelda, Catral, Callosa del
Segura, Elche, Orihuela, Alicante y el estado de Denia (que incluía
Callosa, Pego, Cocentaina, Villajoyosa y Jijona).
De esta forma, Castilla conseguía su objetivo de dominar los valles
del Vinalopó, Segura y Guadalentín, además de una amplia franja
litoral en el Mediterráneo.
TRATADO DE ALMIZRA (1244)
Este tratado fijó definitivamente las fronteras entre la Castilla de
Alfonso X y el Aragón de Jaime I, desarrollando lo previsto en
Cazorla y determinando puntos conflictivos.
La divisoria entre ambas Coronas, y por tanto, entre los reinos de
Murcia y Valencia nacería al noroeste del río Cabriel pasando por
Cofrentes, la Muela de Cortes y la Sierra de la Canal (dejando para
Castilla -Murcia- el estado de Jorquera y el Valle de Ayora). De
ahí, por el este de Almansa, la línea llegaba a Villena, Venta de la
Encina, Zafra y Cañada (todas ellas murcianas, excepto Caudete),
separándolas de las valencianas Campo de Mirra y Biar. La frontera
se dirigía al Mediterráneo, cruzando Castalla, Jijona, Relleu, el
Arc, Finestrat, Polop y, finalmente, Altea.
En cuanto a la frontera por el Suroeste, nada se establece en
Almizra. La raya queda establecida en la depresión prelitoral del
río Almanzora, el valle del Guadalentín (entre Lorca y Los Vélez) y
la conexión noroccidental de las Sierras de María y la Sagra.
SENTENCIA ARBITRAL DE TORRELLAS-ELCHE (8 de agosto de 1304)
Esta sentencia supondrá la primera gran amputación del territorio
del Reino de Murcia. Ahora la frontera transcurrirá desde la Venta
de la Encina hasta cerca de la Torre de la Horadada, pasando por el
monte Santa Bárbara (entre Almansa y Caudete) y Sierra de las Cabras
(separando los Campos de Hellín de Jumilla, y dejando para Castilla:
Cieza, la Val de Ricote, Fortuna y Abanilla), cruzando el río Segura
entre Beniel y Orihuela, y de allí hacia el mar. Además, Caudete
queda como enclave valenciano en Murcia.
Esta decisión le costará al Reino de Murcia y a la Corona de
Castilla la segregación de la ciudad de Alicante, el Valle del
Vinalopó y la Vega Baja del Segura (concretamente, Salinas,
Elda, Petrel, Monóvar, Novelda, Monforte, Aspe, Elche, Puerto Nuevo,
Agost, Busot, Muchamiel, San Juan, Alicante, Crevillente, Casa de
Agost, Albatera, La Granja de Rocamora, Cox, Callosa de Segura,
Rafal, Redován, Orihuela, Benejúzar, Almoradí, Daya, Rojales y
Guardamar).
«Las fuentes coetáneas y la
historiografía posterior con buen sentido han deplorado la
desmembración del antiguo reino murciano, denunciando las
mencionadas sentencias arbitrales como ratificación de una
situación de hecho emanada de un acto de fuerza: la
ocupación del territorio en disputa por Jaime II de Aragón
en 1296 durante la anárquica menoría del monarca castellano
Fernando IV. También por suponer tal partición la
segmentación convencional y absurda de una región natural
que históricamente siempre había constituido una unidad bien
definida (…) Sin embargo, fracasaron los intentos
revisionistas practicados por ambas partes, y exceptuadas
algunas rectificaciones de detalle, esta frontera ha llegado
hasta hoy, al ser adoptada como línea limítrofe de las
actuales provincias de Alicante y Murcia en la vigente
división provincial». |
Juan Bautista Vilar
“El proceso de vertebración territorial de la
Comunidad de Murcia” |
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