Pueblo que no sabe su historia es pueblo
condenado a irrevocable muerte; puede producir brillantes
individualidades aisladas, rasgos de pasión, de ingenio y
hasta de genio, pero serán como relámpagos que acrecentarán
más y más la lobreguez de la noche. |
Marcelino Menéndez Pelayo
Erudito español (1856-1912) |
Siguiendo la
línea que establece el profesor Rodríguez Llopis, en esta
sección se trata de establecer las líneas maestras de la
historia de unos grupos humanos que conforman lo que hoy es la
sociedad murciana, y no de hacer la historia de un espacio
geográfico determinado.
Políticamente, estos grupos humanos tienen personalidad jurídica
desde 1982, con la promulgación del Estatuto de Autonomía de
Murcia. Sin embargo, su cultura hunde sus raíces en una sociedad
anterior que se instala en este territorio a mediados del s.
XIII y que, durante siete siglos, generan una cultura común que
identificamos ahora como murciana.
Desde este punto de vista, nuestros orígenes nada tienen que ver
con los hombres que habitaron la Cueva de la Victoria, ni con
los pueblos de la cultura del Argar, que en nada han
influenciado a “lo murciano”. Y si vamos un poco más adelante en
esta idea, tampoco las invasiones púnica o romana son
precedentes necesarios en nuestra cultura. Sin negarle a la
ocupación romana su importancia, hay que decir que la romanidad
que forma parte de nuestra cultura actual no llegó de Roma, sino
que descendió hasta aquí con los conquistadores castellanos y
aragoneses en el siglo XIII, que a su vez la recogieron de Europa en
un proceso diferente.
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