Durante la época austríaca, es decir, desde el reinado de Isabel
la Católica hasta la muerte de Carlos II (siglos XV-XVII), el
Reino de Murcia no conoció ninguna alteración de relevancia en sus
límites, manteniendo su extensión de 26.395 km² (frente a los 11.317
km² actuales).
FRONTERA CON VALENCIA
La frontera discurrirá entre el Pinatar y la Torre de la Horadada,
atravesará el Campo de Cartagena y las huertas de Murcia y Orihuela
(dividiendo una y otra ciudad) hacia Abanilla y Villena.
Así, quedan para Murcia: el Mar Menor, San Pedro del Pinatar, San
Javier, el Cabezo Gordo, Riquelme, el convento de Santa Catalina del
Monte, Las Casas, Beniaján, Zeneta, Alquerías, Beniel, Santomera,
Almazara, Fortuna, Abanilla, el Monasterio de las Virtudes, Yecla,
Sax, Villena, Zafra, Venta de la Encina, Almansa, Alpera, Carcelén,
Bes, Casa de Bes y La Toya.
En contraposición, bajo dominio valenciano quedarán: la Vega Baja
del Segura (Torrevieja, Guardamar, Rojales, Daya, Benejúzar,
Almoradí, Rafal, Orihuela, Redován, Callosa, Catral, La Granja),
Crevillente, el Valle del Vinalopó (Aspe, Elda, Novelda, Monóvar,
Petrel, Salinas) y el Valle de Ayora (Casas de Acosta, Ayora, Zarra,
Teresa de Cofrentes, Cofrentes, Jarafuel y Jalance), además del
enclave de Caudete.
FRONTERA CON GRANADA
En estos siglos, las modificaciones a lo largo de esta frontera
fueron escasas. Únicamente Lorca verá aumentado su territorio con
las poblaciones de Huércal y Olvera, que después darían lugar al
municipio de Huércal-Overa, al tiempo que Los Vélez reciben Tirieza
y Xiquena.
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