Murcia, a lo largo de su historia, ha conocido diversas banderas y heráldicas, pero, a diferencia de otras nacionalidades, ninguna la ha identificado de forma uniforme en todo tiempo. Por ello, con el nacimiento de la Comunidad Autónoma de Murcia, fue preciso dotar a esta tierra de una bandera y un escudo que, recogiendo todos esos elementos simbólicos históricos, representaran a nuestro pueblo.

De su elaboración y aprobación fue responsable el Consejo Regional de Murcia (órgano preautónomico murciano), presidido por Antonio Pérez Crespo, que encargó (11.02.1978) el estudio de su color y simbología a los más brillantes historiadores murcianos del momento: Juan Torres Fontes y José María Jover Zamora. El informe con el estudio encomendado vio la luz un mes después (12.03.1978).

En noviembre de 1978 se acordó la constitución de una Comisión de estudio de la bandera y escudo (integrada por los historiadores Torres Fontes y Jover Zamora, y por los senadores De la Cierva y López Pina), que ratificó el informe emitido en marzo (20.12.1978).

Los símbolos escogidos (los cuatros castillos y las siete coronas), acompañados del preceptivo informe, fueron analizados por el Consejo Regional (29-01-1979 y 05-02-1979) sobre dos maquetas de madera, una de color rojo carmesí y otra azul, que habían sido realizadas por el pintor Francisco Salinas. En este momento, en el que aún no se había decidido el color definitivo de nuestra bandera, se acordó que esos dos mismos modelos fueran realizados sobre tela, para un nuevo estudio.

La bandera definitiva se aprobó el 26 de marzo de 1979, a partir de algunas variantes sobre los modelos propuestos: se optó por el “rojo cartagena” (desechando el rojo carmesí y el azul), se adoptó la forma rectangular para la bandera y se alteró la situación de los símbolos dentro de la misma. Por último, un informe de 1984 dictaminó acerca de la forma de los castillos y las coronas. De este modo, la bandera y el escudo murcianos adoptaron su diseño actual. La primera bandera murciana fue tejida en los talleres de Engracia Serrano, de Lorca, por encargo de los consejeros lorquinos López Fuentes y Alberola.                     

El primer escollo que hubo que superar para la elaboración de la bandera murciana era el del color. Se partía de dos posibles opciones: “azul”, que era el color de la bandera de la extinta Diputación Provincial de Murcia, así como el de los estandartes de los batallones murcianos en la Guerra de Independencia, y “rojo”, color predominante en las banderas de los Concejos murcianos más importantes (Murcia, Cartagena, Lorca).

Las connotaciones que los colores azul y rojo implicaban para Murcia, aún en la década de los setenta, llevaron a los miembros del Consejo Regional, con Pérez Crespo a la cabeza, a optar por un color neutral que no hiriera susceptibilidades y que acogiera bajo su seno a todos los murcianos.

El color finalmente elegido fue el denominado “rojo Cartagena” (tonalidad entre rojo y morado, muy similar al granate), tal y como propuso por el consejero cartagenero Navarro Valls. El nombre de esta tonalidad se debe a que es el mismo que el de la bandera municipal de Cartagena.

 

La BANDERA murciana aparece reconocida y descrita en el artículo 4.1 del Estatuto de Autonomía, que establece que: “La bandera de la Región de Murcia es rectangular y contiene cuatro castillos almenados en oro, en el ángulo superior izquierdo, distribuidos de dos en dos, y siete coronas reales en el ángulo inferior derecho, dispuestas en cuatro filas, con uno, tres, dos y un elementos, respectivamente; todo ello sobre fondo rojo carmesí o cartagena”.

Esta disposición se ve complementada por la Ley murciana 4/1983, de 4 de mayo. Es una ley muy breve, de apenas cinco artículos y una disposición adicional, y en ella se describe y se regula el uso que ha de darse a la bandera de la Comunidad de Murcia.

En cuanto al ESCUDO, su definición también se contiene en el Estatuto de Autonomía (art. 4.2): “El escudo tendrá los mismos símbolos y distribución que la bandera, con la corona real”.