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Las banderas del período catalano-aragonés

La influencia de la Corona de Aragón en el Reino de Murcia, no por breve, dejó de ser intensa en muchos aspectos de los que hoy configuran nuestra personalidad: urbanismo, estructura de la propiedad (minifundismo frente al latifundismo de las conquistas castellanas), lengua, derecho, vivienda, agricultura, fiscalidad... Es por eso que el valor simbólico, como representativos de nuestra identidad, de los estandartes de ese período tienen una importancia mucho mayor que la que podría otorgarle la duración temporal estricta.

Existe un portolano del cartógrafo mallorquín Angelino Dulcert en el que aparecen las enseñas de los reinos. Para el reino de Murcia aparece una bandera vertical de dos franjas, sin colorear, pero que hay que suponer amarilla con dos franjas rojas.

Bandera del Reino de Murcia, según un portolando de Angelino Dulcert


La concesión de pendón o bandera a los reinos no era costumbre catalana, sino castellana. Los reyes catalano-aragoneses sólo concedían sellos heráldicamente constituidos o bien ejemplares de los pendones o estandartes reales, muestra de honor y signo de soberanía, sin modificación alguna, y lo mismo concedidos a todo un reino que a una ciudad que a una humilde cofradía.

Es de suponer, basándose en el testimonio cartográfico aludido, que la primera bandera del reino de Murcia, tras la reconquista, sea la que aparece en la imagen.

 

La primera bandera murciana tras la conquista castellana

La primera bandera murciana tras la dominación castellana del Reino de Murcia llegó a mediados del siglo XIII, una vez sofocada la rebelión de los mudéjares, cuando el rey Alfonso X trasladó sus instituciones de Cartagena a Murcia (Obispado,…) e hizo desaparecer todas las instituciones murcianas.

Es en este momento cuando otorga el privilegio de 14 de mayo de 1266, concediendo el uso del sello de dos tablas, la enseña concejil, y el que un caballero u hombre bueno la portase y guardase: «...por onra de la cibdat sobredicha de Murcia, damosle que ayan senna et el concejo que escoia un cauallero o un omne bono que la tenga...».

En la recopilación legislativa de Alfonso X, conocida como “Las Siete Partidas”, se establece cómo tienen que ser los estandartes concejiles: cuadrados y con farpas (flecos). Por tanto, así tuvo que ser la murciana. En cuanto a la forma o disposición de las coronas, debieron colocarse en aspa, tal y como aparece en las monedas o en el sello del Reino.

Que sean cinco las coronas podría obedecer a que Murcia fue el quinto reino que Alfonso X incorporó a sus dominios.

 

Bandera medieval s. XIII

 

Las modificaciones de Pedro I

La bandera antes descrita estuvo vigente durante aproximadamente cien años. En 1361, el rey Pedro I, en reconocimiento a la ayuda prestada por el Reino de Murcia en sus luchas contra la Corona de Aragón, le otorga una sexta corona. De esto ha quedado el siguiente testimonio escrito:

«...tengo por bien, que demás de las cinco coronas que vos havedes en vuestro sello, et en el vuestro pendón, que hayades una mas, así que sean seis las coronas. Et mandovos que fagades asi poner en el vuestro sello, et pendon...».

Bandera medieval de Pedro I

Pero sólo dos meses después y, seguramente, sin que hubiera habido tiempo para terminar de confeccionar la bandera con la sexta corona, llega una nueva muestra de “favor real”: una recompensa envenenada, que es reflejo de la decadencia y disgregación de la entidad del Reino de Murcia dentro de una administración castellana cada vez más centralizada. El 10 de junio, el mismo rey Pedro hace llegar a sus “súbditos” las siguientes letras:

«Bien sabedes en como por vos facer merced tove por bien que como haviades cinco coronas en el pendon et en el sello, hoviesedes una mas, en manera que fuesen seis. Et agora por vos facer mas bien et mas merced por muchos servicios et buenos que fecistes et facedes cada día, tengo por bien, que pongades en la orla de dicho sello, et pendón, leones et castillos en cada nuno, et que los hayades por armas de oy adelante...».

Bandera de Pedro I a partir de 10-6-1361

Con esta última modificación se mantendrán los emblemas del Reino hasta la Guerra de Sucesión, en que la que los murcianos tomarán partido por Felipe V.

 

La bandera autonomista murciana en la Segunda República

Durante la Segunda República no fueron sólo los territorios denominados posteriormente como “históricos” los que postularon su autonomía frente al Estado central. Además de los tres territorios que la Constitución Española de 1978 denominó como “nacionalidades históricas”, hubo otros intentos autonomistas, como el de Valencia, que elaboró su propuesta de estatuto de autonomía y hubiese ocupado el cuarto lugar después de Cataluña, País Vasco y Galicia.

En el caso de Murcia, como territorio heredero del histórico Reino de Murcia, hubo varias propuestas, algunas un tanto llamativas como la que integraba a la provincia de Murcia, con la de Albacete y las tres valencianas, en un mismo territorio autonómico que habría de formar parte del “Estado integral” diseñado por la Constitución de 1931.

En cuanto al asunto de los símbolos y, en concreto, a la bandera que se usó durante el periodo republicano español (1931-1939) para representar al territorio histórico del Reino de Murcia (ya reducido en ese momento al escuálido límite de la provincia de Murcia resultante de la división de 1833), podemos aportar la siguiente información.

En 1993, el diario La Opinión entregó un coleccionable denominado “Memoria Gráfica de Murcia”, en cuyo fascículo nº 7 (página 92) se insertaba una postal con el siguiente texto aclaratorio: «Junto al escudo de la ciudad [se refiere a Murcia] una bandera que no sabemos si es la de Suecia, Finlandia o Noruega». Esta frase impulsó al historiador y vexilólogo Luis Lisón Hernández a dirigirse a dicho periódico para dar respuesta a la duda suscitada. Pocos días después, el 25 de junio de 1993, se aclaraba la cuestión.


Bandera autonomista de Murcia (Segunda República)
 

La Real Orden de 30 de julio de 1845 establecía las contraseñas que habían de usar los buques mercantes de las provincias españolas, y en esa relación, aparece la de Cartagena, que se describe roja con cruz blanca cuyo ancho será la quinta parte de la bandera.

El 2 de diciembre de 1936 se aprobaba por Decreto la creación de, entre otras, la provincia marítima de Murcia (hasta entonces, de Cartagena, denominación recuperada posteriormente y vigente en la actualidad).

Ésta es la razón por la cual la postal mencionada, teniendo en cuenta el Reglamento de 1936, incluía dicha bandera como bandera de Murcia.

Esto sirve como elemento demostrativo de que, durante la Segunda República, dicha bandera se postuló como enseña de una potencial autonomía republicana murciana, non nata. Posiblemente, ese carácter republicano hiciese que no fuesen tenidos en cuenta los símbolos del antiguo Reino.

La bandera de la Diputación Provincial de Murcia

La bandera de la Diputación Provincial de Murcia, vigente hasta la aprobación de la actual bandera autonómica, era de color azul cobalto y en su centro aparecía el escudo de la extinta Provincia de Murcia.

El color azul (adoptado por Acuerdo de la Diputación de 17 de junio de 1927 para sus fajines y medallas, y el 12 de julio de 1976 para la bandera) invocaba el utilizado por el Batallón Provincial de Murcia, número 10, durante la guerra de la Independencia.

El escudo provincial estaba compuesto por nueve cuarteles, correspondientes a los nueve partidos judiciales existentes entonces en la provincia. En el cuartel central, aparecía el de la capital, Murcia, y en los restantes, por orden alfabético, los escudos de Caravaca de la Cruz, Cartagena, Cieza, Lorca, Mula, Totana, La Unión y Yecla.


Bandera de la Diputación Provincial de Murcia
 

 

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Actualización: 12/07/2005, 20/04/2006, 13/10/2006