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Desenlace: Albacete (todo) es Castilla-La Mancha

Cuando se inició el proceso autonómico los lazos que unían a las provincias de Albacete y Murcia eran tan frágiles que ninguna se molestó de avisar a la otra de su separación. No hubo ni una comunicación oficial. Los parlamentarios por Albacete decidieron integrarse en la autonomía de Castilla-La Mancha, ignorando la división regional vigente hasta entonces. Pero tampoco Murcia tuvo una especial consideración hacia su “provincia hermana”, y acabó emprendiendo la aventura autonómica en soledad, sin insistir demasiado para que Albacete le acompañara.

Antonio Pérez Crespo lamentaba que Albacete y Murcia se hubiesen separado «sin intentar sentarse a dialogar sobre su futuro, ni analizar las causas de la separación» y que «Los viejos contenciosos entre ambas provincias, sin resolver aún hoy pudieron más que la racionalidad de analizar las causas de los mismos y tratar de buscar soluciones justas para ambas provincias».

Desde Murcia, hubo algunos intentos por mantener la unidad de la región histórica -también desde Albacete, especialmente en el sur de la provincia-, pero todo esto llegaba demasiado tarde. Los parlamentarios albaceteños y la mayor parte de la provincia de Albacete (la provincia en su conjunto era lo que contaba, puesto que los límites provinciales eran intocables) ya habían optado por Castilla-La Mancha. No sólo como consecuencia de los continuos agravios sufridos desde Murcia (más por Albacete capital que por otras poblaciones), sino, sobre todo, porque la mayor parte del territorio provincial estaba vinculado a La Mancha, y por tanto, a Castilla. Pero sólo eso: “la mayor parte”, no la totalidad.

Con esta decisión, pasaban a la Comunidad Autónoma de Castilla-La Mancha municipios tradicionalmente murcianos; municipios que, por su historia, geografía, habla, tradiciones, cultura y costumbres, formaban parte de una misma unidad cultural, identificada con la Cuenca del Segura.

Los límites provinciales eran inalterables, por lo que era imposible la integración en Murcia de las comarcas albacetenses de la Cuenca del Segura. Y la integración de toda la provincia de Albacete, además de contravenir la voluntad de la mayor parte de la población provincial, sería, por los mismos motivos, contraria a la razón, pues hubiera integrado en nuestra Comunidad territorios con una personalidad ajena a la del pueblo murciano. No había solución posible, y Murcia volvía a perder la partida.

Desde entonces, todos los pueblos de Albacete, incluidos los de la Cuenca del Segura, son oficialmente castellano-manchegos, y comparte autonomía con tierras de cultura y tradición bien diferente. Paradójicamente, al otro lado de la raya, queda una Comunidad, con la que el sur de Albacete había compartido y comparte toda suerte de manifestaciones de identidad.

Una vez más quedaba frustrado el sueño de unir y vertebrar políticamente la Cuenca del Segura, un país que, con la separación definitiva de la provincia de Albacete, quedaba fraccionado entre cuatro espacios autonómicos.

¿Se revisará alguna vez este desaguisado?
 


 

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Actualización: 03/07/2006