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El debate social en Albacete

El 11 de diciembre de 1978 se constituyó en Almagro el ente preautonómico de Castilla-La Mancha, del que ya formaban parte los parlamentarios por Albacete. Las fuerzas políticas de la provincia habían tomado una decisión: Albacete se integraría en Castilla-La Mancha. Pero, ¿qué pensaba la sociedad?

En aquellos años, Albacete se encontraba en una encrucijada histórica muy importante. Estaba decidiendo, nada menos, en qué región se quería integrar y con qué territorios quería compartir su futuro en autonomía. Ante una cuestión tan relevante, la opinión de la sociedad albaceteña no fue unánime, y en su seno se plantearon las más diversas posibilidades.

En primer lugar, había que ver con qué región se sentían más vinculados los ciudadanos de la provincia. A tal fin, Juan de Dios Izquierdo Collado llevó a cabo un sondeo que puso de manifiesto la división de la sociedad albacetense; según esta encuesta, realizada a mitad de 1977 entre los padres de los alumnos de los colegios e institutos de la provincia, el 70,4% de los albaceteños se sentía manchego, el 12,27% murciano y el 7,15% castellano. El sentimiento manchego era el predominante a nivel provincial. Sin embargo, analizando los datos municipio por municipio, destaca una mayor identificación de los municipios de la Cuenca del Segura con la región murciana; valgan como ejemplo los datos obtenidos en Hellín, cuyo 45% de la población se definió como murciana, y sólo el 26% como manchega.

Por otro lado, según señala en su libro “La Transición en Murcia” el periodista de "Línea" Felipe Julián Hernández, desde la dirección de este diario se favoreció en Albacete el debate social sobre su adscripción regional. Cabe destacar la mesa redonda, celebrada el 10 de junio de 1980 en el Museo Provincial, en la que se reunieron todas las fuerzas sociales de la provincia.

En este encuentro, moderado por el director de "La Voz de Albacete", Demetrio Gutiérrez Alarcón, se manifestaron opiniones de lo más diverso, que pusieron en evidencia la división existente entre las fuerzas sociales de Albacete, lo que era reflejo del sentir popular.

Había partidarios de la integración de la provincia en La Mancha. Entre ellos, Ricardo Zafrilla Tabarra, profesor de la Universidad Laboral, que señaló que debían olvidarse los fundamentos históricos, emotivos y afectivos en las futuras relaciones Murcia-Albacete; Albacete debía integrarse donde estuvieran Cuenca y Madrid (Zafrilla partía de un dato erróneo visto desde la perspectiva de hoy: pensaba que Madrid se iba a incluir en Castilla-La Mancha). También el escritor José Serna opta por La Mancha. En contra de la misma, Luis Martínez de León, representante de una entidad bancaria, sostuvo Albacete no había tenido casi ninguna relación con las provincias que formaban la región de Castilla-La Mancha; especialmente, con Guadalajara, por lo que en ella, en palabras de Serna, Albacete sería un “pegote”.

Otros defendían una “región” coincidente con la demarcación judicial de la extinta Audiencia Territorial de Albacete, ciudad en torno a la cual quedaría articulada la región (puesto que quedaba situada en su centro). Esta región respondía a los intereses albaceteños, pero no a criterio geográfico, histórico o humano alguno. Destacó en su defensa Francisco Fuster, para quien Albacete debía formar su región junto a Cuenca, Ciudad Real y Murcia.

Por último, hubo quienes apostaron por la permanencia de la provincia en la región murciana. Con criterio pragmático, Carmina Useros, escritora y creadora del Museo de Cerámica, defendió la unión con Murcia, en la que Albacete tendría salida al mar y Universidad. Manuel de los Santos Gallego, director del Museo Provincial de Albacete, dijo que la relación con Murcia fue problemática, llena de aristas, pero que la unión con otras provincias resultaría artificial.

Mientras que en Murcia se albergaba todavía la esperanza de que Albacete se replanteara su decisión, las fuerzas sociales de esta provincia sólo tenían en la cabeza una idea, que es la que le harían llegar a los políticos murcianos: las ofertas que Murcia pudiera hacer a Albacete para que ésta se plantee su integración en la región murciana. Ya no es un problema de afectos ni de hermandad, es una cuestión de intereses. El presidente de la Federación Católica de Asociaciones de Padres de Alumnos, Rafael Pla, lo sintetizó muy bien: «para ir a Murcia tiene que ser a cambio de una colaboración recíproca, porque si en la calle nos sentimos manchegos, de esto no vamos a vivir».

Como se ve, todos los argumentos expuestos durante el debate no tenían como apoyo vinculaciones sentimentales, ni fundamentos históricos o geográficos. Las posturas variaban en función de intereses y conveniencias; no había espíritu regionalista. Como bien apuntó Luis Martínez de León, «si se pregunta en la calle, los ciudadanos, con respecto a la ubicación de Albacete en una región, dirán lo que más convenga».

         

 

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Actualización: 03/07/2006