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La elección de los símbolos
 
Durante la etapa de preautonomía, y con vistas a la redacción del Estatuto de Autonomía definitivo, se resolvieron las cuestiones referidas a los símbolos de la futura Comunidad, aunque, más bien, sólo se llegó a un acuerdo en lo relativo a la BANDERA y al ESCUDO.

En aquel momento, los parlamentarios murcianos fueron incapaces de ponerse de acuerdo a la hora de seleccionar un HIMNO regional, y hoy, casi treinta años después, seguimos en idénticas condiciones.

En cuanto al DÍA de la Comunidad, éste quedó fijado posteriormente en el 9 de junio de cada año, haciendo coincidir esta fecha con la de aniversario de la aprobación del Estatuto de Autonomía. No obstante, durante la preautonomía, tuvo lugar un evento, que puede considerarse como precedente del día de la Región, y fue la “Fiesta de la Solidaridad Regional”, que aglutinó en Cartagena el 27 de abril de 1980 a gentes procedentes de casi treinta municipios murcianos.


La bandera
 
La necesidad de que la futura autonomía contara con una bandera se suscitó ya durante la redacción del anteproyecto de Estatuto de Preautonomía.

Hasta el momento la única bandera vigente que representaba al territorio murciano (de la provincia de Murcia) era la de la Diputación Provincial, un pabellón azul cobalto en cuyo centro figuraba el escudo de la provincia. Por ello, la primera disyuntiva que se planteó fue la de si mantener para bandera regional la bandera de la Diputación, o bien adoptar una de nueva creación. Los parlamentarios murcianos, reunidos en Órgano de Trabajo, optaron por esta última posibilidad.

El PSOE se inclinó por que la nueva bandera fuera roja, aduciendo que rojos eran la bandera de la ciudad de Murcia, el pendón de Lorca y la bandera del Cantón de Cartagena. El PCE no previó nada al respecto. Por su parte, UCD propuso que la bandera ostentara un emblema con referencia simbólica al antiguo reino de Murcia sobre campo de gules. Sin embargo, otros sectores de la sociedad defendían que la bandera fuera azul (como el escudo tradicional del reino de Murcia y la bandera de la Diputación). Los colores rojo y azul tenían, aún en los años setenta, un fuerte contenido político en la sociedad murciana; por ello, una de las principales preocupaciones de los parlamentarios de UCD (y especialmente, de Pérez Crespo) fue procurar que no se produjera una guerra de banderas entre los partidarios de una y otra, y que la bandera regional no coincidiera con la roja de los partidos de izquierdas. Estas circunstancias fueron las que determinaron que finalmente el color escogido fuera el que hoy conocemos como "rojo cartagena". Es lamentable, pero en la selección del color de la bandera de nuestra Comunidad prevaleció más el intento de contentar a derechas e izquierdas que atender un rigor histórico elemental.

El 11 de febrero de 1978 el Órgano de Trabajo aprobó los cuatro primeros artículos del borrador de estatuto. Precisamente, era el cuarto el que contemplaba lo relativo a la bandera. Quedó redactado de la siguiente manera: «La bandera de la Región de Murcia es de color rojo carmesí y ostentará un emblema con referencia simbólica al antiguo Reino de Murcia […]». Se adoptó, por tanto, el criterio de UCD.

Una vez que el Órgano de Trabajo se pronunció sobre el color, sólo quedaba ya establecer cuál sería esa “referencia simbólica” al Reino de Murcia. Para ello se decidió consultar a una comisión de expertos. Los senadores Ricardo de la Cierva (UCD) y Antonio López Pina (PSOE) se pusieron en contacto con dos catedráticos, el de Historia Medieval de la Universidad de Murcia, Juan Torres Fontes, y el de Historia Contemporánea de la Complutense, José María Jover Zamora, y les encargaron un informe sobre estos elementos heráldicos.

El Órgano de Trabajo, en su sesión del día 18 de marzo de 1978 (en que terminó sus trabajos del borrador de estatuto), conoció el dictamen solicitado sobre los símbolos. De él se desprende:
 
«Una cierta confusión heráldica, correlativa de la toponímica, en cuanto afecta a la “ciudad y reino de Murcia” hace que los antecedentes históricos referentes al caso no manifiesten claramente la existencia de un escudo regional distinto del de la capital de la región. La misma reiterada confusión testimonia lo que constituye el primer dato cierto: la secular identificación de éste con un conjunto de coronas -siete en la actualidad- que los que suscriben consideran consustancial con la simbolización heráldica del reino»

«El corazón que figura en el escudo de la capital no tiene porqué pasar al escudo de la región. Tal motivo hace referencia a un timbre de honor específico de la ciudad de Murcia. La supresión del mismo nos permite cambiar la disposición de las coronas, que aparece ahora con inequívoca significación regional en la categoría regional de la época de los Austrias»

«Sugerimos que el número de coronas sea adecuado al de entidades comarcales que, en su día, lleguen a constituir la región».

«La presencia de los cuatro castillos se justifica como símbolo que figura, repetidas veces y como elemento principal, en los escudos de Cartagena, Lorca, Yecla... e incluso Murcia. Expresa, además, la condición históricamente fronteriza de la región: frontera entre Castilla y el Mediterráneo, entre la Cristiandad y Al Andalus, entre la corona de Castilla y la de Aragón: cuatro confines centrados, como es sabido, en torno a unas ciudades y unas comarcas respectivas que integran, junto con la capital murciana, el conjunto de nuestra personalidad regional. Al hacer pasar estos castillos del marco de nuestra heráldica local al más amplio marco de la bandera de la región murciana, los firmantes propondrían se viera también simbolizado en ellos un homenaje a los cuatro horizontes culturales que nos circundan: lo castellano y lo mediterráneo, lo levantino y lo andaluz».

Así pues los técnicos propusieron siete coronas de oro, dispuestas en cuatro filas horizontales de una, dos, tres y una coronas respectivamente cada una, en el centro de un paño carmesí. Los cuatro castillos ocuparían los cuatro ángulos de la enseña murciana.

Una vez aprobado el Estatuto de Autonomía provisional y constituido el Consejo Regional, éste creó una Comisión específica “para la Bandera y Escudo regional” (20-11-1978), que ratificó el informe emitido en marzo. Formaron parte de ella los senadores Ricardo de la Cierva (UCD) y Antonio López Pina (PSOE) y los catedráticos Jover Zamora y Torres Fontes. Tras los estudios en la Comisión, la cuestión pasó al pleno del Consejo Regional, que analizó la cuestión en las sesiones de 29 de enero y 5 de febrero, y decidió finalmente el 21 de marzo de 1979. Se debatió sobre varias maquetas, al parecer cuatro, realizadas por el pintor lorquino Paco Salinas por encargo de los consejeros José López Fuentes y Luis Alberola.

De todo lo anterior resultó la bandera definitiva, en la cual, sobre un fondo liso en rojo (pero no carmín o carmesí, sino rojo tirando a violeta -que el pleno bautizó como "rojo Cartagena" y del cual Carlos Navarro Valls llevó al pleno un trozo de tela para que se viese la tonalidad-), aparecían las coronas y castillos propuestos en el informe de los expertos, pero en una disposición diferente: los cuatro castillos se situaban en el ángulo superior izquierdo de la bandera y las siete coronas en el ángulo inferior de la misma.

El pleno del Consejo acordó que se confeccionasen banderas en varios tamaños. Las primeras banderas se elaboraron en Lorca, en el taller de bordados de Engracia Segado, que poseía una pieza de tela del referido color.

El art. 4.1 del Estatuto de Autonomía de la Región de Murcia y, más tarde, la ley 4/1982, de 4 de mayo, han consagrado el diseño de esta bandera, que hoy luce en todos los lugares de nuestra geografía.


Otras propuestas
 
La iniciativa y el proceso de selección de la bandera murciana estuvo en todo tiempo en manos del Consejo Regional y de los expertos consultados por el mismo. No obstante, en aquellos años, la cuestión fue objeto de debate social y hubo otras propuestas.

DIARIO "LÍNEA"

El diario “Línea”, a través de una serie de encuestas que realizó a principios de 1978, sugirió que la nueva enseña consistiera en una bandera roja, con una franja azul de vértice a vértice, de izquierda a derecha. Su fundamento estaba en la combinación del rojo (color tradicional de la región), con una franja azul (como la bandera de la Diputación), que representaba al río Segura y reivindicaba un país, desde Pontones a Guardamar, articulado por este río.

JOAQUÍN CAYUELAS MARTÍNEZ

Joaquín Cayuelas Martínez, en un artículo publicado en "Línea" el 28 de enero de 1978, condicionó el diseño de la bandera al ámbito territorial que finalmente tuviera la región. Y así, decía que:

a) «Si la Región parte de la delimitación que le confiere el histórico reino, habría que conjugar fundamentalmente dos colores, el rojo y el blanco o el blanco y el rojo, que tanto monta. El color blanco es el representativo de Albacete, mientras el rojo lo es de Murcia». Cayuelas propuso que, si finalmente Albacete se incorporaba a la autonomía murciana, se adoptara «una bandera en la que se recojan los dos colores antes señalados, rojo y blanco, con cuatro cuadros encasquetados».

b) Si la Región de Murcia se circunscribe a los límites naturales de la cuenca del Segura, propone que «la enseña esté formada por cuatro franjas: la primera, vertical, ocupando un tercio del largo de la bandera, sería de color rojo; los tres tercios restantes estarían divididos por tres franjas horizontales, de igual anchura, de color azul, amarillo y verde, de arriba abajo. Con este segundo proyecto pretendemos recoger los colores más representativos de los municipios de la cuenca del Segura queriendo unificar dos aspectos, histórico y geográfico, en la bandera regional. El color rojo sería el elemento histórico aglutinador que abarca a los tres; las franjas horizontales harían referencia, además de a nuestra geografía, al señalar las tres zonas en las que podemos dividir la región (costa, secano y regadío), al futuro aprovechamiento de nuestras tierras una vez en marcha el trasvase Tajo-Segura: el color azul que representaría el agua vivificante, sobre el amarillo ocre de nuestros secanos, convertiría a éstos en vergeles altamente productivos».

c) Por último, y para el caso de que la Región se limitara a la provincia de Murcia, cabría adoptar como bandera la de color azul cobalto de la Diputación provincial.

CARLOS VALCÁRCEL MAVOR

El periodista Carlos Valcárcel también estudió las raíces históricas que justificaban la elección de una determinada bandera y el 11 de febrero de 1978 publicó un artículo en el diario "Línea", en el que criticaba que ninguna de las banderas propuestas hasta la fecha respondiera a normas heráldicas y advertía del peligro de la improvisación con que se estaba llevando a cabo el asunto.

Valcárcel se basaba en la obra "Heráldica General y Fuentes de las Armas en España", de Ignacio Vicente Cascante, en la que se afirmaba que cada uno de los antiguos reinos de España tomaron el color de su estandarte o bandera del color de su escudo, denominando como tal a sus armas o blasones. «En virtud de éstos Castilla y Navarra usaban bandera roja; León, Granada y Aragón, blanca. Y cuando se realizó la unión de Castilla y León, blanca y roja, sin rechazar -al contrario- el pendón carmesí que caracterizó a aquélla. Como Murcia se incorporó a Castilla en el feliz reinado de Alfonso X El Sabio, rey que normalizó el uso y modo de confeccionar sus banderas, no existiendo por lo tanto normas anteriores, podemos comenzar la selección de unos colores para Murcia, que reúnen, al mismo tiempo, la cualidad o condición de heráldicos e históricos, el rojo y el blanco, bien los dos juntos, bien por separado, por ser este el primitivo y privativo de Castilla».

Carlos Valcárcel hace un pormenorizado estudio histórico de los usos de enseñas para concluir que «Murcia da dos colores heráldicos, rojo y blanco; tres históricos, rojo (por ser el del municipio capitalino y del antiguo reino y de la región así como de la provincia), azul (por ser el invocado en la guerra de la Independencia por el Batallón Provincial de Murcia, número 10, el adoptado por la Diputación provincial en acuerdo de 17 de junio de 1927 para sus fajines y medallas y en 12 de julio de 1976 para su bandera). También el morado o púrpura, color asignado al Departamento marítimo de Cartagena por las ordenanzas de Galeras promulgadas por el marqués de Patiño en 1728; un color etimológico, que es el blanco otra vez, consustancial con el origen del nombre de Murcia que significa lugar pantanoso, agua, que está representada por el metal plata, color blanco. Y dos simbólicos, el azul del mar y el amarillo del sol».

Finalmente, apunta que una bandera monocolor exigiría el color carmesí por ser el heráldico e histórico; una bicolor debería incorporar el blanco traído por la ciencia del blasón y por la etimología del nombre de Murcia; y si fuera tricolor, el rojo, blanco y azul o rojo, blanco y morado, pero estos dos últimos colores carecen de sostén histórico para entrar en juego en igualdad de condiciones con los otros dos colores de profunda raíz. Según pues estas circunstancias y normas, la bandera de la región debería ser roja y blanca, en dos franjas verticales u horizontales o en tres franjas, la central blanca.


 

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Actualización: 05/11/2006