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Nace el MIR de la mano del Movimiento Ciudadano de Cartagena

En diciembre de 2004, La Verdad de Cartagena nos ofrecía la noticia de que tres formaciones políticas de San Javier, Torre Pacheco y Cartagena se han unido para presentar una "alternativa regional" a los partidos nacionales. En dicha noticia Luis Carlos García Conesa, líder del Movimiento Ciudadano de Cartagena, explicaba que la nueva formación política, el Movimiento Independiente Regional (MIR), está abierta a todos aquellos independientes que quieran participar en ella. De hecho, indicaba que existen contactos con concejales de Fortuna y de la zona del Noroeste, y que pretenden ampliarlo “a aquellos colectivos independientes que representen a otros municipios o comarcas de la Región”.

García Conesa también decía que existe una necesidad de voces independientes que representen a los municipios y a las comarcas. Defienden el aumento de la participación ciudadana, el reparto equitativo del presupuesto regional y la descentralización administrativa, que pasaría por la creación de las comarcas como nueva entidad, tal y como se recoge en el Estatuto de Autonomía.




Vieja aspiración cantonal

Esta iniciativa no es nada novedosa, y se trata de una vieja aspiración del Partido Cantonal de Cartagena, que siempre ha pretendido, para su propia supervivencia, escapar de la estrecha circunscripción donde tradicionalmente ha obtenido votos. (Aunque, por otra parte, es preciso recordar que la primera vez que el Partido Cantonal se presentó a unas elecciones en la ciudad de Murcia, obtuvo más votos que en la propia ciudad de Cartagena).

Pero nunca han sabido aclararse, nunca han tenido clara una opción regional, cuando han tenido oportunidades inmensas de haber hecho historia en esta Comunidad. Si el Partido Cantonal no ha conseguido tener una dimensión auténticamente regional ha sido porque se ha ahogado en sus propias contradicciones, donde no ha tenido claro quién era el enemigo: si son todos los ciudadanos del municipio de Murcia o el sistema que a veces dicen pretender cambiar.

Aún hoy en el Registro de Partidos Políticos, y con el mismo domicilio que el Partido Cantonal (Plaza del Rey, Cartagena), aparece inscrita desde hace muchos años una aún no explicada al electorado “
Federación de Independientes de la Región de Murcia”.

 

Jaula de grillos

Si tiramos de hemeroteca, en el diario “La Verdad” del sábado 29 de Agosto de 1987, en sus páginas de “Región”, se puede leer la siguiente noticia:

“NUEVA PLATAFORMA POLÍTICA FORMADA POR VARIOS PARTIDOS”.

 

Se llamaba “Coalición Regional de Independientes del Sureste” (CRIS), y estaba firmada por representantes del Partido Cantonal de Cartagena, Unión del Pueblo de Molina, Independientes de Lorca e Independientes de Mazarrón. La razón para la creación de aquella plataforma, según la nota que hacían pública, se debía al nulo desarrollo de los supuestos y principios sobre los que está basado el Estatuto de Autonomía de la Región de Murcia, que, a juicio de los promotores, “estaba siendo la última de las Comunidades Autónomas que conforman el Estado”. Vertían asimismo acusaciones contra los partidos de ámbito nacional “en los que primaba la inoperancia y disciplina, antes que los justos intereses de la Región”.

Como se puede ver, comparando el contenido del intento actual con el de 1987, el de ahora es más pobre en ideas y planteamientos, y no sabemos si en esta ocasión, los firmantes del pacto, pretenden llevarlo, como en intentos anteriores, al conjunto de la región, o exclusivamente al ámbito del Campo de Cartagena.

De todos los intentos de sumar candidaturas que hubiesen obtenido concejales en listas independientes y pretender formar con ellos organizaciones supramunicipales, absolutamente NINGUNO DE ELLOS ha fructificado. Y en los casi treinta años de democracia, con el intento actual, denominado MIR, se llega a la docena.

¿Cuáles son los motivos? Pues que no depende de los protagonistas, sino de las ideas. A pesar de que en casi todas las ocasiones el Partido Cantonal ha visto coincidencias de intereses entre las listas de independientes municipales, lo cierto es que, al final, han sido mucho más poderosos los intereses de cada uno de estos “dignatarios” en sus respectivos municipios. Cada uno de estos “independientes”, en su respectivo pueblo, no ha estado nunca dispuesto a ceder ni un ápice de su esfera de poder, ante la mínima duda de que su inclusión en esas alternativas regionales pudiera restarle aunque fuera un solo voto. Y muchísimo menos, quedar sometido en una disciplina “superior”.

Una auténtica alternativa regional debe nacer de planteamientos políticos claros, y no de oportunismos; de una visión general “de la Región” y “para la Región”. Debe estar por encima de rencillas personales de patricios de medio pelo, y ser capaz de superar las políticas “de campanario”.

El Partido Cantonal de Cartagena, hoy refundado en Movimiento Ciudadano, si quiere protagonizar, o por lo menos integrar una alternativa que vaya más allá de Los Beatos, debe ser capaz de aclarar sus ideas y definir quién es realmente el enemigo. Resulta de una pobreza intelectual extrema el discurso que pretende criminalizar “a todos los murcianos que nos roban”, porque con éste no consigue más que resultar verdaderamente antipático y granjearse enemigos allá donde exponen sus tesis.

 
Conclusión

Nos encontramos ante una segunda Transición. Las generaciones que no participamos en la primera exigimos de forma tajante a los políticos y a la escasa (en cantidad y calidad) clase intelectual de la Región de Murcia que estén a la altura de las circunstancias. Que sepan ser protagonistas de nuestra historia o que se retiren y no enreden. Están obligados a dar respuestas de futuro. Con el modelo territorial y las reglas de juego que resulten de las reformas estatutarias, nos estamos jugando los próximos treinta años.

Esta tierra es víctima de un sistema caciquil que ahoga sus posibilidades y ralentiza su desarrollo desde hace siglos. El localismo exacerbado y el “de que se habla, me opongo” que practicó el Partido Cantonal en la Transición fue una gran desgracia para nuestro futuro posterior. El Movimiento Ciudadano debe saber que con las posiciones desintegradoras está haciendo el juego perfecto al engranaje del centralismo contra el que lucharon los cantonales. Un centralismo que, desde la llegada de los Borbones, ha precisado de un localismo “de campanario” fuerte para cerrar su círculo de poder.

Aclárense señores. Por favor, y por nuestro futuro.


 

 

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Actualización: 14/11/2005