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Los enemigos de la lengua murciana

«Creo que en el habla de un pueblo se refleja poderosamente su alma. En el habla dulce de mi tierra, con alegre bullir, como el agua pura, de una fuente, fluye el alma sencilla…».
Vicente Medina
 
«Es propio de hombres de cabezas medianas embestir contra todo aquello que no les cabe en la cabeza».
Antonio Machado

Las lenguas son medios de comunicación y expresión, así como de aprehensión intelectual de la realidad. Con ellas se vehiculan los intercambios de formas y concepciones del mundo. Nuestra lengua murciana atesora nuestra más íntima forma de ver y concebir esa realidad. Pero está desprestigiada, infamada, adulterada y en claro peligro de extinción. Y éste es uno de los principales gérmenes de nuestra patológica pérdida de identidad.

A esta situación de holocausto cultural han contribuido por activa y por pasiva los que desde nuestra tierra levantan su espada de ortodoxia y custodia contra los que defendemos las palabras con las que nos arrullaron nuestras madres, con las que se hablaron de amor nuestros abuelos, y en definitiva, la forma en que nuestro pueblo ha expresado siempre sus inquietudes, su fe, sus desengaños, como reflejo de su estructura de pensamiento.

Estos aduaneros nuestros, instalados en la filología más rancia, actúan como los viejos inquisidores. Son vigilantes siempre en disposición de ajusticiar cualquier felonía léxica, condenando como inexistentes las palabras heredadas de nuestro pasado, actuando al modo que lo hacen sus amados y emulados superiores de sillones más fulgurantes con las palabras heredadas del quechua o con la actual cruzada contra el spanglish, como si éste fuese una nueva "algarabía" de moros que sofocar.

Nuestros retóricos de la lengua española arrastran lo peor de la herencia del nacional-catolicismo. Son los idearios nacionalistas de la España ortodoxa, perpetua y honda, que han ignorado durante el siglo XX la prohibición y hostigamiento del árabe y el hebreo (las auténticas lenguas cultas hasta el siglo XV), que olvidan también la manipulación de las lenguas históricas de América, así como la prohibición y acoso de las lenguas peninsulares, como final de un excesivamente largo procedimiento colonizador.

Y este aduanerismo filológico es también expresión auténtica de una índole cultural que no ha traído otra cosa que atraso humanístico, científico y político que, asociado a la lengua española, ha asolado tanto el solar ibérico como el resto de colonias hispánicas.

Los enemigos furibundos de la lengua murciana defienden esa misma índole cultural que, a lo largo de los últimos tres siglos, sólo ha logrado y generado sistemas políticos absolutistas y dictaduras, una sociedad civil amordazada y unas expresiones intelectuales truncadas siempre al final por persecuciones, genocidios políticos y exilios.

Son la expresión a nivel murciano de esa índole cultural generada por el predominio de la Inquisición en la vida intelectual hasta comenzado el siglo XX, de esas cercenaduras teológicas a la reforma ilustrada, de la ausencia de una auténtica revolución burguesa y del largo silencio de las ciencias y humanidades que llega hasta nuestros días como su más inevitable secuela.

Pero el panorama que les espera no es nada pacífico para sus catecismos, hasta ahora eficazmente impuestos.

La sociedad civil murciana empieza a despertar de la narcosis que impuso la Reconquista, y pretende escribir de su puño, su propio futuro. Recuperando su identidad y redimiendo su autoestima como pueblo. Expresión de esto es la auténtica "Renacencia" del empleo literario de nuestra lengua que va a volver sombrío el escenario de nuestros inquisidores y aduaneros locales, de la misma forma que acontece con el renacimiento literario de algunas lenguas históricas de la América Latina, sobrevivientes en durísimas condiciones al dominio del español, en circunstancias completamente análogas a las de nuestra lengua murciana.

Tinemos güenos motigos
pa esprefollarnos en nuestra llengua.
No nus da regomello
platicar n’aquestas parablas.
Son la enza e mais alzarie,
l’arbullo e noestro terraje.
Er mais empinao desprese
der rolde e los argares.

[…]

Manque los salvapatrias
e los espelecha-curturas
dimprecien nuestros raijos
escuándose’n sus cencias,
¡aquí habemos murcianicos
y murcianicas e dinamita
qu’esclatamos en rebeldía
platicando en nuestra llengua!
 
Er Tabardillo
"Soflama Murciana"

 


 

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Actualización: 10/09/2006, 30/09/2006