El miedo. Éste fue el elemento fundamental que influyó en la
concepción de nuestro sistema político actual en la ahora tan
venerada Transición. Miedo al golpismo, o directamente al Ejército;
miedo a los poderes fácticos, o directamente a la Iglesia; miedo a
los excesos del parlamentarismo del siglo XIX; miedo a las
veleidades republicanas, al fantasma muy presente de la Guerra
Civil.
Estos miedos hicieron que el sistema político del que ahora
disfrutamos y al que hay que agradecerle, sin duda, una estabilidad
política e institucional que ha permitido un indudable desarrollo
económico y material, se blindase, es decir, que el sistema
político se autoprotegió de tal forma, que hace prácticamente
imposible su transformación, y ni siquiera, su mera reforma, en
busca de esa pretendida estabilidad de la que nunca disfrutó ningún
periodo democrático de la España de los siglos XIX y XX. Este
blindaje, que entendemos y alabamos que fuese así, sin embargo,
nos ha sustraído a las generaciones posteriores de hasta el más
mínimo debate sobre cuestiones organizativas, cuya puesta en
duda no tiene por qué suponer, al día de hoy, ningún riesgo.
Habla de Monarquía o República en 1977 no significaba remover el
fantasma de la Guerra Civil, significaba directamente oír el ruido
de los sables de algunos generales que habían
participado en la contienda contra la República Española. Hoy ya no
existe ese riesgo, nos encontramos con una sociedad mucho más culta,
más formada, más madura políticamente hablando. Sin embargo, parece
que hayan quedado algunos conceptos completamente sacralizados.
Algunas convenciones de la Transición son el resultado de una mera
transacción de ese momento, sin que responda a ningún análisis
profundo de la realidad que viene a regular.
En este momento y desde generaciones que no
participaron en la Transición, les queremos decir “Gracias” a los
que fueron capaces de llegar a ese gran pacto. Pero no todo era
perfecto, como es lógico.
Desde el colectivo JARIQUE queremos invitar a la sociedad
murciana a hacerlo mejor que en la primera Transición en esta
segunda Transición que ahora se abre. Es una oportunidad
inmejorable para la Comunidad Murciana para poder participar en la
reforma de su Estatuto de Autonomía y, con él, mejorar todos los
mecanismos de participación ciudadana en las instituciones, para
superar el sistema caciquil que gobierna nuestra tierra desde
nuestra incorporación a la Corona de Castilla en el siglo XIII. |