JULIÁN MOLLEJO/MURCIA
El voto de un murciano no valdrá lo mismo que el de un yeclano en
las elecciones autonómicas del próximo domingo. De hecho, un voto en
la circunscripción del Altiplano (Yecla y Jumilla) vale el doble que
otro en la circunscripción de Murcia (formada por las comarcas de la
Huerta de Murcia, Vega Alta y Media y Valle de Ricote, 19 municipios
en total).
Esta peculiaridad tan poco democrática es fruto del sistema
electoral implantado en la Región de Murcia en 1987, y que es uno de
los más desproporcionales de todas las comunidades autónomas
españolas.
Según los resultados cosechados en los últimos comicios regionales,
celebrados en junio de 1999, son precisos unos 10.000 votos de media
para obtener un diputado en la Asamblea, aunque la cifra exacta
varía mucho de unas circunscripciones a otras. El último de los tres
diputados en juego en la circunscripción número 5, la del Altiplano,
se le atribuyó al PP con un resto de 6.899 votos, mientras que para
conseguir un diputado en el distrito electoral número 3, el de
Murcia, fue preciso al menos lograr 12.817, casi el doble.
El diferente valor de los votos es consecuencia del reparto del
territorio regional en cinco circunscripciones electorales y de la
aplicación de la ley D'Hondt para traducir en escaños el número de
votos conseguido por cada partido en cada distrito.
La única alusión que el coordinador regional de IU, Gaspar
Llamazares, hizo de la Región en el mitin que ofreció en Murcia el
pasado lunes fue para denostar la existencia de las cinco
circunscripciones electorales, ya que esta división suele
perjudicar a los partidos más pequeños y con menos implantación
regional. Con este sistema, la coalición rojiverde obtuvo en las
elecciones autonómicas de 1999 un solo diputado. Si no hubiera
habido cinco distritos electorales sino una circunscripción única en
toda la Región, IU habría conseguido con los mismos votos 3
diputados. De ahí las declaraciones de Llamazares en Murcia y las
continuas exigencias de la coalición para modificar la ley electoral
regional.
El establecimiento de varias circunscripciones no es lo habitual
entre las comunidades autónomas uniprovinciales, y Murcia además es
la que mayor número de distritos posee. Sólo Asturias (3
circunscripciones) y Baleares (4), dividen su territorio en áreas
para la elección de sus parlamentarios. El resto (Cantabria, Madrid,
Navarra y La Rioja) se rigen por el distrito único para toda la
provincia.
La introducción de las circunscripciones obedecía al interés de
garantizar la representación en la Asamblea de diversas zonas, pero
el establecimiento de áreas electorales tan pequeñas (en las
circunscripciones del Noroeste y el Altiplano se eligen 4 y 3
diputados) ha mermado la proporcionalidad del sistema electoral
murciano, según el profesor de Sociología de la Universidad de
Murcia, Juan José García Escribano.
El índice de desproporcionalidad de las elecciones autonómicas en
Murcia es de los más elevados de España, según García Escribano,
lo que significa que no hay una relación igualitaria entre el
porcentaje de escaños y votos obtenido por un partido político.
El índice de desproporcionalidad aplicado a las circunscripciones
señala que el nivel más alto se da en el distrito más pequeño, el
del Altiplano, y la mayor proporcionalidad está en el distrito más
grande, el de Murcia. De hecho, IU obtuvo en 1999 en el Altiplano el
13,2% de los votos pero no le sirvió para nada porque no logró
escaño. Sí lo obtuvo, en cambio, en la circunscripción de Murcia con
el 6,4% de la papeletas.
Un sistema pactado por UCD y PSOE
para impedir el ascenso cantonal |
J. M. A./MURCIA
Las características del sistema electoral murciano que marcará el
próximo domingo la renovación de la Asamblea Regional y la elección
posterior del presidente de la Comunidad Autónoma responden a los
intereses políticos y partidistas que poseían a mediados de los años
ochenta el PSOE y UCD, los dos partidos mayoritarios en aquella
época y que negociaron y elaboraron la Ley Electoral de la Región de
Murcia.
Según recuerda el profesor Juan José García Escribano, que participó
en la aprobación de la ley electoral desde las filas socialistas,
Alianza Popular y el Partido Comunista defendieron el
establecimiento de una circunscripción única (el PP la rechaza
ahora) por considerarla más proporcional a la voluntad de los
electores, mientras que el PSOE y UCD optaron por cinco distritos
electorales, lo cual penaliza a los partidos pequeños, con el
argumento de que así se aseguraba la representación de las diversas
comarcas en la Asamblea.
Con el fin de excluir o dificultar la presencia del Partido Cantonal
en la Asamblea Regional, se fijó una barrera legal del 5% de
votos obtenidos en toda la Región como mínimo para alcanzar
representación parlamentaria, lo que impide al Parlamento a partidos
con escasa implantación regional. En otras regiones esta limitación
es sólo del 3% y aplicable en cada distrito, no en todo el
territorio.
Juan José García Escribano, profesor de Sociología y autor de
trabajos sobre el sistema electoral murciano que él contribuyó a
implantar durante su etapa de político, reconoce que «los
partidos pequeños y medianos lo tienen más difícil», debido a
los efectos conjugados de la división de la Región en cinco
circunscripciones electorales, al establecimiento de un mínimo del
5% de votos obtenido en toda la Región para entrar en el reparto de
escaños y a la aplicación de la ley D'Hondt, que suele penalizar a
los partidos pequeños si las circunscripciones no son muy grandes."
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