La Región de Murcia puede y debe utilizar el
impulso reformador que predomina el debate nacional para ser
protagonista de un nuevo presente donde nuestra Región potencie
su papel y se dote de mayor cohesión en el interno y en el exterior.
En este sentido es necesario abordar ya la Reforma de nuestro
Estatuto de Autonomía para fortalecer nuestra identidad, ampliar
el autogobierno y financiar nuestro futuro.
Se trata de abandonar la trinchera del no, de la resistencia al
cambio, de la oposición y negación a las propuestas del Gobierno de
la nación o del victimismo territorial en el que nos instala el
Gobierno Regional y abordar una estrategia autónoma desde la
propuesta que dote a la Comunidad Autónoma de más autogobierno,
mejor financiación, mejorar la identidad plural de nuestra región y
dotarnos de un modelo sostenible de desarrollo regional,
fortaleciendo nuestro papel en el arco mediterráneo, de puente
integrado de interés económico, cultural e histórico más compartido
con las tres provincias en expansión de nuestro entorno: Alicante,
Albacete y Almería.
Me parece bien que el Sr. Valcárcel sea el alma gemela del señor
Camps en su estrategia como presidente del PP, pero no comparto que
Murcia sea el dúo dinámico de Valencia en este impulso autonómico,
porque en nuestra historia reciente (sin volver al viejo «Murcia
dos: Albacete y Murcia») nuestros intereses económicos y
estructurales aparecen más unidos a Alicante, Albacete y Almería y
más exigentes frente a Valencia, Toledo o Madrid.
Guste más o menos al Partido Popular, los catalanes tendrán en junio
su Estatuto de Autonomía que fortalece su identidad y mejora su
autogobierno y su capacidad de financiación. El País Valenciano
tiene tramitado su Estatuto y Andalucía está en fase de aprobarlo en
su Parlamento y en nuestra Comunidad ¿para cuándo? ¿Por qué nos
basta con lo que tenemos? ¿No podemos mejorarlo para ser más
autónomos y más influyentes en el debate nacional?
Creo que debemos utilizar el tramo final de la legislatura para dar
un impulso de Murcia en el Estado sin caer en el café para todos,
pero mejorando nuestra autonomía, en vez de haciendo batalla contra
las que logran mayores cotas de autogobierno, porque el futuro que
tenemos enfrente es un futuro de mayor cooperación multilateral de
la comunidades autónomas para superar los intereses contrapuestos,
desde el encuentro, el diálogo y la cooperación institucional.
Sería urgente mejorar nuestro Estatuto de Autonomía en la realidad
comarcal y el compromiso de descentralización para dotar de
capacidad, dentro de un proyecto regional común, a la diversidad que
en nuestro seno tenemos, que supere la centralidad que tiene el
municipio de Murcia y la vega del Segura sobre el resto de comarcas,
porque ni los intereses, ni las necesidades son las mismas, vistas
desde cada una de las nueve comarcas con identidad diferenciada, que
componen nuestra Región. En la crisis económica de los años noventa
la forma de superarla fue distinta en la forma, los contenidos, en
Cartagena con la diversificación industrial y el nuevo impulso de la
química; al que dio Yecla a la crisis del mueble, con el diseño o la
que dio Molina de Segura y la Vega Media a la crisis de la conserva
desde el sector servicios o la que dio Lorca a la crisis del curtido
y la industria agroalimentaria, desde la modernización
agroindustrial..
Es necesario dotarnos de mayor autogobierno para unos ciudadanos con
derechos y de un proyecto de Región sostenible, mejor integrado, que
supere los problemas nodales de las infraestructuras y del agua, con
una planificación basada en la gestión de la demanda y la realidad
que aporta la Cuenca del Segura, el agua desalada y el trasvase
Tajo-Segura. ¿Por qué no sería bueno para Murcia una gestión mas
cercana a la Comunidad de los puertos y aeropuertos del Estado en
nuestra Región?
Un Estatuto que recoja una mayor conexión de nuestras Instituciones
con los ciudadanos, articulando instrumentos de participación en la
toma de decisiones y en la gestión de nuestros intereses, con
formulas participativas regladas, que no dependan del gobernante de
turno, que cada vez aleja más al político de la ciudadanía y a los
intereses de los ciudadanos de los que abordan los partidos
políticos en la gestión institucional.
Un Estatuto de Autonomía que comprometa esfuerzos económicos en
nuestro desarrollo y mejora de infraestructuras, tanto con la
inversión del Estado y de la Unión Europea, como en un
fortalecimiento de nuestra suficiencia financiera, por dotarnos de
mayor capacidad de recaudación fiscal, para relanzar políticas de
bienestar y protección ambiental derivadas de los nuevos derechos
sociales y ambientales que se demandan en las sociedades avanzadas.
Un Estatuto de Autonomía que dentro de nuestra identidad cree la
figura del Defensor del Ciudadano ante las decisiones de la
Administraciones de la Región y sobre todo un nuevo Estatuto más
comprometido con un sistema electoral justo, eliminando mínimos
(como en el Estado) o reduciendo al tres por ciento el mínimo, para
lograr una mayor pluralidad política, que además de ser útil para
superar la polarización bipartidista, mejore la pluralidad de
opiniones realmente existentes en la Región. (LA
VERDAD, 3 de mayo de 2006)
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